Es arena del verano eterno, tócala. Nota como sacude la conciencia
de tu piel, como te acerca a la vida. Examina tu palma de líneas ciegas en busca del grano cero, brilla
como el núcleo del sol. ¿No lo
encuentras? Lástima.
Lástima que ya no puedas ver el mar, que este erial sin verdes ni
rosas sea tu antigua casa. Obsérvala, mira como tose, mira como llora
porque no le quedan lágrimas. Todo este ambiente denso, esta
película opaca de olores industriales y colores sin alma que nos
envuelve en cada rincón del espacio...esta visión sesgada de
nuestra participación en la historia, estos libros donde no se cuenta
lo que se olvidó...
Léelos, huele sus páginas de ceniza amarilla, tíralas por la
escotilla para que otros conozcan nuestra mentira. Pasea por nuestra
estación claustrofóbica de la que no puedes escapar, chocándote
siempre contra estas paredes metálicas, vestigio de nuestra antigua
morada. Contempla el cuadro del área dieciséis, es el cauce del
antiguo río Amazonas y la civilización que lo acompañaba, observa
esos capilares verdes que transportaban vida y gritaban jungla, y
mira ahora por la ventana, mira lo que queda de ello. Contempla luego
el cuadro del área treinta y dos, contempla y volverás la vista
asqueado.
Regula tu máscara, hidrata tus ojos, expande tus pulmones sin caja
torácica que los proteja. Ingiere un poco de suero viscoso, no
muevas la lengua o quedará pegada a tu paladar, deja que caiga hasta
tus tobillos marrón oscuro, deja que te permitan vivir este
sucedáneo vulgar.
Toma rumbo cráter norte, quiero tomar unas fotografías para
contrastar su evolución. Ah si, míralo, ahí está, grande,
robusto, rojo desolación. Mira como sus entrañas escupen corteza
terrestre, mira como la acidez corrosiva desciende a través de la
película de la no-atmósfera hasta el cráter sur, llévame a él,
quiero ver ese antiguo hielo morado, líquido tornado vacío en las
últimas sacudidas del globo. Observa sus ondulaciones, su base
podrida desde la cual surgen halos de lo que no tendría que haber
sido, observa como se aleja del universo en movimientos que en otra
existencia pronto supondrán su final.
Dale la espalda, suficiente. Contempla esta visión panorámica, estas
luces en el espacio oscuro. ¡Y que no podamos siquiera
acercarnos! Condenados a morar atravesando la densa nada, moviéndonos
hacia ningún lugar sin dejar de orbitar alrededor del pasado,
condenados también a seguir sus pasos. Lo dijimos y lo dijimos, y
nada hicimos. Absolutamente nada.
¡Tanto movimiento en su superficie y tan poco escuchar su alma!
Tanto ajetreo que la asfixiaba, tanta palabra vacía, tanto lenguaje
intoxicado, insincero. En cada instante, tortura, dale otra
vuelta al tornillo, aún no grita lo suficiente. En cada desastre,
borrón y cuenta nueva, noticia y olvido, noticia y adiós. Y
conforme el miedo aumentaba, crispación tectónica, construcción
del contraataque atmosférico, lluvia artificial que no frenaba el torrente de represalias.
Ahora, tarde, recuerda con nostalgia y consuélate con lo que fue,
con quien vivió y documentó, con quien daba la vuelta a la realidad
advirtiendo una y otra vez, por los siglos de los siglos. Y ahora,
minúsculo, te sientes tan solo en este silencio sin niños ni
perros, sin la fuerza de los inicios y la quietud de los finales, sin
dulces ni salados, sin nada que queme el fuego...miras la arena,
pintas un redondo cuadro azul verdoso y solo te queda imaginar la
conversación entre el humano y el árbol, bajo sus ramas, bajo el
sol que calentaba el alma y hacía vibrar la coronilla de tus pies
cuando vivías en casa.
Ahora, olvidado en un infinito sin estaciones ni referencias, pierdes
la noción del tiempo imaginando el olor de las flores y la tierra
mojada tras una tenue lluvia que regaba y alimentaba vacas y
corazones, y su olor te duele de amor, de ausencia natural y
esencial. Respiras hondo, intentas aceptar y seguir adelante pero
esa respiración es enfermedad, esa aceptación es llanto fúnebre, y
ese seguir adelante es un camino hacia la desesperación y la
resignación de las cosas mal hechas.
¿Quieres que volvamos atrás? Lo deseas, ¿pero lo deseabas antes,
cuando tuviste capacidad de fijar rumbo? ¿Y aunque lo desearas,
hiciste algo, o todo fue humo y palabras?
Esta es época de recoger lo sembrado, ni más ni menos.
Mira, lo siento. Tendrás que conformarte con la ficción de los
cuadros, con el recuerdo del olor de la flora y con el sonido
ambiental del discurrir del agua río abajo.
Tendrás que conformarte con la ficción, y suerte que siempre estará
a tu lado para acompañar la tristeza que te produce ver tu hogar
reducido a escombros. Tendrás que confiarle a la ficción la misión
de hacer de tu destierro un espacio-tiempo más sereno y más cabal. Más
cuerdo...
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