domingo, 8 de diciembre de 2019

Es arena del verano eterno, tócala. Nota como sacude la conciencia de tu piel, como te acerca a la vida. Examina tu palma de líneas ciegas en busca del grano cero, brilla como el núcleo del sol. ¿No lo encuentras? Lástima. 

Lástima que ya no puedas ver el mar, que este erial sin verdes ni rosas sea tu antigua casa. Obsérvala, mira como tose, mira como llora porque no le quedan lágrimas. Todo este ambiente denso, esta película opaca de olores industriales y colores sin alma que nos envuelve en cada rincón del espacio...esta visión sesgada de nuestra participación en la historia, estos libros donde no se cuenta lo que se olvidó...

Léelos, huele sus páginas de ceniza amarilla, tíralas por la escotilla para que otros conozcan nuestra mentira. Pasea por nuestra estación claustrofóbica de la que no puedes escapar, chocándote siempre contra estas paredes metálicas, vestigio de nuestra antigua morada. Contempla el cuadro del área dieciséis, es el cauce del antiguo río Amazonas y la civilización que lo acompañaba, observa esos capilares verdes que transportaban vida y gritaban jungla, y mira ahora por la ventana, mira lo que queda de ello. Contempla luego el cuadro del área treinta y dos, contempla y volverás la vista asqueado. 

Regula tu máscara, hidrata tus ojos, expande tus pulmones sin caja torácica que los proteja. Ingiere un poco de suero viscoso, no muevas la lengua o quedará pegada a tu paladar, deja que caiga hasta tus tobillos marrón oscuro, deja que te permitan vivir este sucedáneo vulgar.

Toma rumbo cráter norte, quiero tomar unas fotografías para contrastar su evolución. Ah si, míralo, ahí está, grande, robusto, rojo desolación. Mira como sus entrañas escupen corteza terrestre, mira como la acidez corrosiva desciende a través de la película de la no-atmósfera hasta el cráter sur, llévame a él, quiero ver ese antiguo hielo morado, líquido tornado vacío en las últimas sacudidas del globo. Observa sus ondulaciones, su base podrida desde la cual surgen halos de lo que no tendría que haber sido, observa como se aleja del universo en movimientos que en otra existencia pronto supondrán su final. 

Dale la espalda, suficiente. Contempla esta visión panorámica, estas luces en el espacio oscuro. ¡Y que no podamos siquiera acercarnos! Condenados a morar atravesando la densa nada, moviéndonos hacia ningún lugar sin dejar de orbitar alrededor del pasado, condenados también a seguir sus pasos. Lo dijimos y lo dijimos, y nada hicimos. Absolutamente nada. 

¡Tanto movimiento en su superficie y tan poco escuchar su alma! Tanto ajetreo que la asfixiaba, tanta palabra vacía, tanto lenguaje intoxicado, insincero. En cada instante, tortura, dale otra vuelta al tornillo, aún no grita lo suficiente. En cada desastre, borrón y cuenta nueva, noticia y olvido, noticia y adiós. Y conforme el miedo aumentaba, crispación tectónica, construcción del contraataque atmosférico, lluvia artificial que no frenaba el torrente de represalias.

Ahora, tarde, recuerda con nostalgia y consuélate con lo que fue, con quien vivió y documentó, con quien daba la vuelta a la realidad advirtiendo una y otra vez, por los siglos de los siglos. Y ahora, minúsculo, te sientes tan solo en este silencio sin niños ni perros, sin la fuerza de los inicios y la quietud de los finales, sin dulces ni salados, sin nada que queme el fuego...miras la arena, pintas un redondo cuadro azul verdoso y solo te queda imaginar la conversación entre el humano y el árbol, bajo sus ramas, bajo el sol que calentaba el alma y hacía vibrar la coronilla de tus pies cuando vivías en casa. 

Ahora, olvidado en un infinito sin estaciones ni referencias, pierdes la noción del tiempo imaginando el olor de las flores y la tierra mojada tras una tenue lluvia que regaba y alimentaba vacas y corazones, y su olor te duele de amor, de ausencia natural y esencial. Respiras hondo, intentas aceptar y seguir adelante pero esa respiración es enfermedad, esa aceptación es llanto fúnebre, y ese seguir adelante es un camino hacia la desesperación y la resignación de las cosas mal hechas.

¿Quieres que volvamos atrás? Lo deseas, ¿pero lo deseabas antes, cuando tuviste capacidad de fijar rumbo? ¿Y aunque lo desearas, hiciste algo, o todo fue humo y palabras?

Esta es época de recoger lo sembrado, ni más ni menos.

Mira, lo siento. Tendrás que conformarte con la ficción de los cuadros, con el recuerdo del olor de la flora y con el sonido ambiental del discurrir del agua río abajo. 

Tendrás que conformarte con la ficción, y suerte que siempre estará a tu lado para acompañar la tristeza que te produce ver tu hogar reducido a escombros. Tendrás que confiarle a la ficción la misión de hacer de tu destierro un espacio-tiempo más sereno y más cabal. Más cuerdo...

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